El calentamiento global refiere a
un aumento gradual de la temperatura en la atmósfera terrestre y en los océanos
registrada en las últimas décadas. Si bien no lo indica el término, suele ser
asociado este aumento de la temperatura a las actividades realizadas por el
hombre. La producción excesiva de dióxido de Carbono aumenta la existencia de
los gases con efecto invernadero que son aquellos que captan los fotones
infrarrojos que proviene de la tierra al ser calentada por el sol pero no
generan ninguna reacción química, rotan aumentando la temperatura del aire.
La mayor parte de la radiación
solar de onda corta, longitudes de onda de luz visible, pasa a través de la
atmósfera. Una porción es absorbida por la tierra y el mar, que se calientan,
irradiando energía hacia la atmósfera, en longitudes de onda mucho más largas,
en la gama infrarroja. Los rayos infrarrojos son absorbidos por el CO2 de la
atmósfera, y parte de este calor se vuelve a irradiar a la superficie.
Es un proceso que se ha mantenido
estacionario durante mucho tiempo, pero actualmente debido al calentamiento
global del planeta, al haber más dióxido de carbono en la atmósfera, retienen
más calor y aumenta la temperatura de la tierra, provocando importantes
anomalías climáticas. Es lo que llamamos efecto invernadero; aumentando el
dióxido de carbono en la atmósfera a 350 partes por millón desde 1861, en que
estaba a 270 partes por millón. Calculándose una concentración de 600 partes
por millón para el año 2065, si seguimos con el ritmo de contaminación actual.
Teóricamente aumentaría la temperatura global del planeta en unos 3°C.
Calentándose los casquetes Polares, fundiendo los hielos y elevando el nivel
del mar.
Provocado este aumento de dióxido
de carbono por la combustión de combustibles fósiles y orgánicos (petróleo,
carbón, madera, tala de bosques). Este aumento de C02 puede provocar un incremento de la vegetación.
También los residuos ganaderos pueden aumentar la cantidad de metano, y los circuitos
de refrigeración aumentan los CFC, contribuyendo al calentamiento de la
atmósfera, lo cual sería catastrófico para el clima de todo el planeta.
Provocando problemas como: fusión de los hielos, aumento del nivel del mar,
pérdida de especies y biodiversidad, destrucción de las barreras de coral,
inundación de zonas costeras, extensión de los climas tropicales, afectación de
hábitats y migración, expansión de enfermedades, desertización…
El agua existe en la tierra en tres estados: sólido,
líquido y gaseoso. Océanos (97 %), ríos, nubes y lluvia están en constante
cambio: el agua de la superficie se evapora, el agua de las nubes precipita, la
lluvia se filtra por la tierra… Sin embargo, la cantidad total de agua en el
planeta (1500 millones de kilómetros cúbicos) no cambia. El 0,75 está en forma
líquida dulce, en las denominadas aguas continentales; las tres cuartas partes
de esta representan las aguas subterráneas. Un 2,2% está en forma sólida en los
casquetes Polares y en las cimas de las montañas con nieves perpetuas. El 0,0
5% corresponde a vapor de agua. La circulación y conservación de agua en la
tierra se llama ciclo del agua, o ciclo hidrológico.
Cuando se formó la tierra (hace aproximadamente 4500
millones de años, la tierra ya tenía en su interior vapor de agua. En un
principio, era una enorme bola en constante fusión con cientos de volcanes
activos en su superficie. El magma, cargado de gases con vapor de agua, emergió
a la superficie gracias a las constantes erupciones. Luego la tierra se enfrió,
el vapor de agua se condensó y cayó nuevamente al suelo en forma de lluvia.
Otra teoría apunta a los meteoritos como origen de la formación del agua en la
tierra.
El ciclo hidrológico comienza con la evaporación del agua
desde la superficie del océano. A medida que se eleva, el aire humedecido se
enfría y el vapor se transforma en agua: es la condensación. Las gotas unidas
forman una nube. Luego, caen por su propio peso: es la precipitación. Si en la
atmósfera hace mucho frío, el agua cae como nieve o granizo. Cayendo como gotas
de agua, si es más cálida.
Una parte del agua que llega a la tierra será aprovechada
por los seres vivos; otra escurrirá por el terreno hasta llegar a un río, un
lago o el océano. A este fenómeno se le conoce como escorrentía. Otra parte del
agua se filtra a través del suelo, formando capas de agua subterránea. Este
proceso es la percolación. Más tarde o más temprano, toda esta agua volverá
nuevamente a la atmósfera, debido principalmente a la evaporación.
Al evaporarse, el agua deja atrás todos los elementos que
la contaminan. Por eso el ciclo del agua nos entrega un elemento puro. Aunque
en la era actual esta composición se altera (lluvias ácidas…). También la parte
del ciclo que corresponde a la transpiración de las plantas, ayuda en este
proceso.
Las raíces de las plantas absorben el agua, la cual se
desplaza hacia arriba a través de los tallos o troncos, movilizando consigo a
los elementos que necesita la planta para nutrirse. Al llegar a las hojas y
flores, se evapora hacia el aire en forma de vapor de agua. Este fenómeno es la
transpiración.
También la fauna emite cierta cantidad de vapor de agua
hacia la atmósfera, a través del proceso de evapotranspiración y excreción. Las
presas hidráulicas, canales, acuíferos, etc., construidos por el hombre también
influyen en la cantidad y calidad de las aguas.
El suelo, es un sistema biogeoquímico que mantiene con la biosfera, la atmósfera y la hidrosfera un intercambio de materia y energía. Los constituyentes que lo configuran se dividen en tres categorías; el 50% del volumen es materia sólida, dividida en un 45% inorgánico y el 5% orgánica y el 50% restante lo constituye la materia líquida y gaseosa.
El suelo es uno de los recursos naturales más importantes
de la naturaleza. La degradación del medio, reviste especial gravedad, ya que
puede significar, cambios en la producción, modificación en la disponibilidad
de recursos hídricos y contribución a la desertización.
Definición de contaminación del suelo.
Según la Ley 10/1998, de 21 de abril, de Residuos, se
entiende por suelo contaminado, todo aquel cuyas características físicas,
químicas o biológicas han sido alteradas negativamente por la presencia de
componentes de carácter peligroso de origen humano, en concentración tal que
comporte un riesgo para la salud humana o el medio ambiente, de acuerdo con los
criterios que se determinen por el Gobierno.
Por lo tanto, podemos llamar, suelo contaminado a la proporción de suelo,
superficial o subterránea, cuya calidad ha sido alterada como consecuencia del
vertido, directo o indirecto, de residuos o de productos peligrosos. La ley de
Residuos de 21 de abril de 1998(BOE nº 96 de 22 de abril de 1998) define el
termino de residuo como; cualquier sustancia u objeto del cual su poseedor se
desprenda o del que tenga la intención u obligación de desprenderse. Serán
considerados residuos las sustancias que, incluidas en el Catálogo Europeo de
Residuos, establecido por decisión de la Comisión de 20 de diciembre de 1993
(94/3/CE), se ajusten a la definición legal anterior.
Son muchas las clasificaciones que se encuentran sobre
residuos, entre ellas destacamos:
Residuos urbanos y asimilables a urbanos: Según la Ley 10/1998, son residuos urbanos los
generados en los domicilios particulares, comercios, oficinas y servicios, así
como todos aquellos que no tengan la calificación de peligrosos y que por su
naturaleza o composición puedan asimilarse a los producidos en los anteriores
lugares o actividades. También son residuos urbanos los procedentes de la
limpieza de vías públicas, zonas verdes, áreas recreativas y playas, animales
domésticos muertos, muebles, enseres, vehículos abandonados, residuos y
escombros procedentes de obras menores de construcción y reparación
domiciliaria.
Dentro de esta definición de residuo urbano se incluyen
los residuos biosanitarios asimilables a urbanos, como son neumáticos usados o
los residuos industriales no peligrosos.
Estos residuos se clasifican a su vez en fermentables
(materia orgánica) y valorizables (residuos que se pueden aprovechar mediante
reciclado).
Residuos industriales: Se considera Residuo Industrial, según el Real Decreto
952/1997, cualquier sustancia o producto, resultante de un proceso industrial
de producción, transformación, utilización, consumo o de limpieza del que el
productor o el posesor se quiere desprender o tenga la intención de hacerlo.
Así quedan excluidos de esta definición los residuos de los comercios, oficinas
y servicios.
En este sentido,
aun cuando se tiende a confundir los residuos industriales con los peligrosos,
la anterior definición tiene un carácter más amplio, siendo, norma habitual
dividir los residuos industriales, en función de la problemática de su
tratamiento y eliminación en tres grupos:
Residuos
asimilables a urbanos.
Residuos inertes.
Residuos
peligrosos.
El ámbito del presente
plan contempla los tres tipos de residuos que pueden generarse en la industria
y considera en sus posibles soluciones, las infraestructuras previstas para
otros residuos que tienen procesos de eliminación comunes: los residuos urbanos
y los residuos inertes de construcción y demolición.
Residuos especiales: Son aquellos residuos que no están incluidos en las clasificaciones
anteriores y que suponen un riesgo grave para el medio ambiente y la salud
humana. Según la Ley 10/1998, se consideran residuos especiales aquellos que
figuren en la lista de residuos peligrosos, aprobada por el Real Decreto
952/1997, así como los envases y recipientes que los contengan.
Tipos de contaminación.
En lo referente a la contaminación del suelo, tenemos que
distinguir entre contaminación natural, frecuentemente endógena, y
contaminación antrópica, siempre exógena.
Se denomina contaminación endógena, aquella que se
produce cuando hay desequilibrios en los constituyentes del suelo, provocando
variaciones en algunas especies, llegando a concentraciones perjudiciales para
los seres vivos. Entre ellas, encontramos movilización de metales a causa de
procesos de acidificación, disminución de Mn por presencia de especies
metálicas que catalizan su oxidación y aumento del porcentaje de Na en el
suelo, produciendo una salinización del mismo que influye en los cultivos.
Un ejemplo de contaminación natural es el proceso de
concentración y toxicidad que muestran determinados elementos metálicos,
presentes en los minerales originales de algunas rocas a medida que el suelo
evoluciona. Otro ejemplo de aparición natural de una anomalía de alta
concentración de una forma tóxica se produce en la evolución acidificante de
los suelos por la acción conjunta de la hidrólisis, lavado de cationes, presión
de CO2 y ácidos orgánicos que, progresivamente, conducen a una mayor
concentración de Al disuelto y a un predominio de especies nocivas como Al+3 o
las formas Al-OH escasamente polimerizadas.
Pero las causas más frecuentes de contaminación son debidas
a la actuación antrópica, que al desarrollarse sin la necesaria planificación
producen un cambio negativo de las propiedades del suelo. A este tipo de
contaminación se le denomina contaminación exógena, que es provocada por
distintos tipos de vertidos o productos agrícolas en exceso, con componentes
ajenos a la composición inicial del suelo.
Contaminantes del suelo.
Los agentes
contaminantes proceden generalmente de la actuación antropogénica y entre los
contaminantes principales encontramos:
Acidificación:
Puede ser causada por vertidos industriales, acumulación de residuos vegetales,
lluvia ácida o fertilizaciones amoniacales, entre otros. Los problemas
principales que se pueden dar son la disolución de materiales insolubles del
suelo, la liberación de materiales tóxicos a través de procesos de intercambio
iónico, se pueden producir cambios de oxidación-reducción, con los consecuentes
cambios en los procesos de degradación.
Contaminantes
metálicos: Se refieren al grupo de los metales pesados, que se encuentran en
concentraciones entre 0,1 y 0,001 mg/L en la disolución del suelo y se
comportan como micronutrientes. Las principales fuentes contaminantes son;
vertidos industriales, actividades mineras, residuos, pesticidas, tráfico…Los
metales que más se vierten son; Mn, Zn, Cr, Pb, etc., pero hay que destacar el
Cd, Hg y Sb ya que son altamente tóxicos aunque su vertido es minoritario.
Las vías de
retención por el suelo de los metales, se realizan a través de los procesos de
absorción en la superficie de partículas coloidales, minerales u orgánicas,
formación de complejos con las sustancias húmicas del suelo, reacción de
precipitación en forma de sales solubles, por biometalización, que es la
movilización de metales pesados al formarse un enlace entre un catión y el
grupo metilo y por percolación que consiste en la contaminación de los
acuíferos por metales.
Contaminantes
orgánicos: Se refiere a la contaminación producida por derivados del petróleo.
Tienen como principal característica su gran complejidad, debido a la gran
diversidad de compuestos orgánicos existentes y su gran reactividad. La
movilidad de estos contaminantes depende del tipo de suelos y la composición
química y propiedades de los compuestos. El desplazamiento de los contaminantes
orgánicos se puede producir por tres mecanismos; dispersión mecánica, convección y difusión.
Pesticidas: En
función de su persistencia y toxicidad, los plaguicidas orgánicos sintéticos
son peligrosos para los suelos. Son compuestos que pueden sufrir transformaciones
químicas, degradaciones biológicas, retención en las partículas edáficas o
lixiviación a los acuíferos en función de su naturaleza química, la composición
del suelo y la concentración de microorganismos en el mismo.
Fertilizantes:
Los problemas de contaminación por fertilizantes se centran en el nitrógeno y
su acumulación en forma de nitratos. Los nitratos no son retenidos en los
suelos, sino que más bien se filtran hacia lugares más bajos, produciendo la
contaminación de los acuíferos o la contaminación por escorrentía de las aguas
superficiales. El uso en exceso de
nitrato, causa problemas de eutrofización y de toxicidad. Otro de los elementos
que forman parte de los fertilizantes es el fósforo, que suele retenerse en el
suelo en forma de compuestos insolubles de Fe y Al en suelos ácidos y de Ca en
suelos alcalinos.
Un exceso de
abonos orgánicos (estiércol), puede agravar la contaminación de los suelos y
conducir a problemas de salinización el uso excesivo de residuos líquidos.
Salinización: Es
la acumulación de sales solubles o fáciles de solubilizar en el suelo, como son
el NaCl, NaSo, Ca CO, etc.
La salinización
es muy común en regiones áridas, en las que las aguas subterráneas contienen
altas concentraciones de estos tipos de sustancias y es alta la tasa de
evapotranspiración. Cuando el nivel freático es alto, se establece un
movimiento ascendente del agua salina que, al llegar a la superficie, se
evapora, dejando las sales en los horizontes superficiales del suelo.
Otras causas que
originan la salinización del suelo, además de la aridez del suelo son la
meteorización química, existencia de sales fósiles, presencia de aguas
superficiales en un terreno mal drenado, actividades antropogénicas como
vertidos de residuos industriales, uso de fertilizantes… y precipitación atmosférica.
Entre los
diversos tipos de problemas que crean la salinización nos encontramos con,
problemas químicos, que producen la
reducción en la disponibilidad del hierro, fósforo, potasio y de la
mayoría de los micronutrientes porque forman fases sólidas insolubles y con
problemas físicos, como la formación de costras que bloquean los poros y, por
consiguiente, disminuyen la permeabilidad del suelo.
Efectos de la
contaminación del suelo.
Los efectos de la
contaminación de los suelos se pueden clasificar como directos e indirectos.
Los efectos
directos se producen en la base de la cadena trófica, que en cualquier
ecosistema, está ocupada por organismos autótrofos que, tienen una gran
capacidad de bioacumulación de los microcontaminantes presentes en el suelo.
Cuando estas sustancias, son acumuladas por las plantas, el riesgo crece al
incrementarse las concentraciones de contaminantes a medida que ascendemos en
la cadena trófica, en cuya cima se encuentra el hombre. Los efectos dependerán
de las características toxicologías de cada contaminante y de su concentración.
A través de la carne, la leche o el pescado se pueden presentar intoxicaciones
de importancia tras una bioacumulación de sustancias tóxicas y persistentes.
La presencia de
contaminantes en el suelo se refleja de forma directa sobre la vegetación,
produciendo su degradación, la reducción de números de especies y la
acumulación de contaminantes en las plantas. Los contaminantes pasan a los
animales herbívoros en dosis muy superiores a las que los harán por ingestión
directa del suelo contaminado.
Debemos tener en
cuenta, que la movilidad y la biodisponibilidad de un contaminante es un factor
definitivo a la hora de un contaminante ejerza una acción sobre un organismo
vivo.
En cuanto a los
efectos indirectos, los contaminantes pueden inducir modificaciones
significativas en las reacciones químicas que tienen lugar en el suelo, con la
posible aparición de sustancias químicas nuevas que alteren la composición del
suelo y las correspondientes consecuencias que ello conlleva. Entre ellas
destacamos:
Fertilizantes; la
utilización de fertilizantes minerales, en detrimento de los abonos orgánicos
tradicionales, tienen como consecuencia la degradación de la estructura del
suelo y el descenso de su contenido en humus. El abuso de fertilizantes, como
los nitratos, implica que la parte no asimilada puede ser arrastrada por la
escorrentía superficial o penetrar hacia las aguas subterráneas.
Plaguicidas; los
plaguicidas aparecen más concentrados en la superficie, no se presentan de
forma homogénea. La mayor parte del plaguicida vertido permanece a menos de 2,5
cm. de profundidad. Debido a la acción de algunas de estas sustancias, se
producen intoxicaciones en algunas especies, ya que elementos del suelo como el
Cu y el Mn se convierten en asimilables .Entre los plaguicidas más
contaminantes y problemáticos destacan los insecticidas organoclorados. La
salud humana puede verse afectada en dos aspectos diferentes, por un lado, la
toxicidad derivada de una prolongada exposición en dosis muy bajas a uno o
varios de estos productos, en la ingestión de alimentos que los contienen, y
por otro, la toxicidad aguda causada en su manipulación o aplicación.
Precipitaciones
ácidas: sobre algunos suelos originan, como consecuencia de la capacidad
intercambiadora del medio edáfico, la liberación del ión aluminio, que es
absorbido en exceso por las raíces de las plantas, afectando a su normal
desarrollo. En otros casos, se produce una disminución de la presencia de las
sustancias químicas en el estado favorable para la asimilación por las plantas.
Además nos
encontramos con otros efectos inducidos por un suelo contaminado, como pueden
ser la degradación paisajística o la pérdida de valor del suelo. La presencia
de vertidos, acumulación de residuos o suelos contaminados en general, producen
una pérdida de calidad del paisaje, a la que se le añade, en los casos más
graves, el deterioro de la vegetación, el abandono de la actividad agropecuaria
y la desaparición de la fauna.
En nuestro planeta, la cantidad de
agua existente es siempre la misma. Esta se halla en continuo movimiento debido
a la acción de la energía solar y la fuerza de la gravedad, es lo que llamamos
ciclo del agua.
El
70% de la superficie de la Tierra es agua, que se distribuye en 97,4% del total
es la formada por los océanos, el 2,57% por el agua congelada que cubren los
polos, así como los glaciares y el agua subterránea y menos de un 1%
corresponde al agua dulce superficial que nos encontramos en los lagos, ríos y
en la lluvia.
La degradación de las aguas viene de antiguo y en algunos
lugares, como la desembocadura del Nilo, hay niveles altos de contaminación
desde hace siglos; pero ha sido en este cuando se ha extendido este problema a
ríos y mares de todo el mundo.
Pesticidas, desechos químicos, metales pesados, residuos
radiactivos, etc., se encuentran, en cantidades mayores o menores, al analizar
las aguas de los más remotos lugares del mundo. Muchas aguas están contaminadas
hasta el punto de hacerlas peligrosas para la salud humana, y dañinas para la
vida.
Definición
de contaminación del agua.
Antes de definir la contaminación del agua, hay que tener
en cuenta:
Se parte de la calidad o
composición natural del agua, no de agua pura.
Se considera
contaminación la provocada por la actividad humana.
Se mide la contaminación
en función del uso al que el agua está destinada.
Según la Carta del agua, Consejo de Europa, 1968, la
contaminación del agua consiste en una modificación, generalmente provocada por
el hombre, de la calidad del agua, haciéndola impropia o peligrosa para el
consumo humano, la industria, la agricultura, la pesca y las actividades
recreativas, así como para los animales domésticos y la vida natural.
Siguiendo
a la C.E.E. de las Naciones Unidas, el agua está contaminada cuando se ve
alterada en su composición o estado, directa o indirectamente, como
consecuencia de la actividad humana, de tal modo que quede menos apta para uno
o todos los usos a que va destinada, para los que sería apta en su calidad
natural.
El
estudio de los parámetros indicadores de contaminación de las aguas se puede
realizar clasificándolos en:
Carácter microbiológico:
Algas, virus, hongos y bacterias.
La contaminación de tipo bacteriológico es
debida fundamentalmente a los desechos animales y humanos, ya que las bacterias
y virus se encuentran en la orina, sangre y heces, siendo origen de muchas
enfermedades y epidemias.
Las
algas pueden causar diversos olores y sabores de las aguas, principalmente en
periodos de sequía y putrefacción.
Para determinar este tipo de contaminación,
se utilizan unos organismos indicadores. Los más conocidos son las bacterias
coniformes que habitan en el intestino grueso. Su presencia permite
diagnosticar el tiempo transcurrido desde una contaminación fecal, ya que no
son patógenos.
Otro indicador más secundario son los
estreptococos fecales, cuya presencia es fácil de detectar en aguas recién
contaminadas.
Carácter físico: Turbidez
y materias en suspensión, características organolépticas, conductividad y
temperatura.
La turbidez del agua es causada por la
materia insoluble, en suspensión o dispersión coloidal. Es un fenómeno óptico
que radica en una absorción de luz combinada con un proceso de difusión. Estas
partículas pueden ser aportadas por procesos de arrastre, de remoción de
tierras y por vertidos urbanos e industriales.
La cantidad de materias insolubles presentes
en el agua está íntimamente ligada a la turbidez.
La materia en suspensión produce los
siguientes efectos en el agua, ocasiona depósitos por sedimentación, que
favorece la aparición de condiciones anaeróbicas y dificulta la alimentación de
los seres vivos acuáticos, produce color aparente del agua, ocasiona depósitos
sobre las plantas acuáticas y las branquias de los peces y por último disminuye
el paso de energía solar, por lo que es responsable de una menor actividad
fotosintética.
Entre las características organolépticas
encontramos el color, sabor y olor.
En cuanto al color hay que distinguir entre
el color verdadero, que es aquel que presenta el agua cuando se ha eliminado la
materia en suspensión y el color aparente, que presenta el agua bruta.
La coloración de un agua no contaminada es
causada por:
Fitoplancton o clorofíceas:
color verde.
Sales de hierro: color
rojizo o pardo.
Sustancias húmicas,
ácidos tánicos, hojas, turba: color café amarillento o pardo.
Macizos no calcáreos:
color verdoso.
Macizos calcáreos: color
amarillento.
El color se mide en unidades de Pt-Co, por
comparación con una solución patrón de ambos metales.
El olor y el sabor de las aguas están
íntimamente relacionados.
Existen cuatro sabores fundamentales, ácidos,
amargos, dulces y salados. Además se suele hablar de sabores a tierra, metálico
a farmacia, moho… en estrecha relación con los olores. Los olores son mucho más
específicos como aceitoso, balsámico, clorado, aromático… que son los más
usuales.
La medida de olores es estimativa, la realiza
un grupo de 5 personas. Se hace una escala de intensidades de olor, por ejemplo
se realizan diferentes diluciones de la muestra a medir y se determina el olor
en frío (25º C) y en caliente (60º C). Se clasifican los frascos con olor y los
inodoros, para deducir las diluciones intermedias que se necesitan. Los resultados
se indican en números que expresen el valor límite de aparición de olor. Este
valor corresponde a la cifra de mayor dilución que da un olor perceptible.
Para la medida de sabores, se parte de la
finura del gusto de los operadores. El agua a examinar se diluye con agua sin
gusto. La degustación se empieza por las disoluciones más grandes hasta la
aparición del gusto, esta se lleva a cabo a 30º C por 3 operadores como mínimo.
La conductividad es una medida de la
resistencia que opone el agua al paso de la corriente eléctrica entre dos
electrodos impolarizables sumergidos en la misma. La conductividad del agua da
una apreciación de la concentración de los iones en disolución. Valores de
conductividad elevada, muestra una salinidad elevada o valores anómalos de pH.
Tenemos que tener en cuenta que la temperatura
modifica sensiblemente los valores de la conductividad.
La temperatura es una variable física que
influye notablemente en la calidad del agua y afecta a características tales
como; desarrollo de organismos presentes en el agua, los desplazamientos de
equilibrios químicos, la cinética de las reacciones químicas y bioquímicas, la
solubilidad de gases y sales y la tensión superficial.
La influencia más interesante es la
disminución de la solubilidad del oxígeno al aumentar la temperatura y la
aceleración de los procesos de putrefacción.
La contaminación por calor se debe, al uso
del agua como medio de refrigeración en procesos industriales. Para que las
aguas calientes no vuelvan al cauce receptor, deben aportarse soluciones como
la aplicación de torres de refrigeración o la construcción de albercas o lagos
de retención del agua caliente.
Carácter químico: pH:
acidez y alcalinidad, oxígeno disuelto, salinidad y dureza y medidores de
materia orgánica e inorgánica.
El pH del agua indica el comportamiento ácido
o básico de la misma, es una propiedad de carácter químico de vital importancia
para el desarrollo de la vida acuática. Es un parámetro de carácter general
para medir la calidad del agua. Tiene influencia sobre determinados procesos
biológicos y químicos como el potencial redox del agua, el poder desinfectante
del cloro, la naturaleza de las especies iónicas, etc.
Las aguas naturales tienen valores de pH
comprendidos entre 6 y 8,5. Los océanos, sin embargo, cuentan con un valor
medio de 8.
Además del pH, se miden la alcalinidad y la
acidez que son parámetros relacionados con él.
La alcalinidad es una medida de la capacidad
del agua para absorber protones y nos sirve para el conocimiento de la
agresividad o la tendencia a la incrustación de un agua. La agresividad hace
referencia al deterioro en frío, ocasionado por algunas aguas naturales, de
materiales como metales, cemento, calizas y productos derivados.
La alcalinidad depende de tres factores,
interrelacionados entre sí: pH, alcalinidad y dióxido de carbono libre e
intervienen otros como concentración de ácidos húmicos, temperatura, oxígeno
suelto, sales disueltas, sulfuro de hidrógeno, microorganismos, etc.
La acidez es debida a la presencia de dióxido
de carbono libre, ácidos minerales y orgánicos y sales con cationes que sufran
hidrólisis ácida.
Se produce por una disminución del pH de un
agua, ocasionada por la entrada de ácidos, más o menos fuertes, que pueden
anular la capacidad de los pares amortiguadores en la misma.
Las fuentes naturales que ocasionan aumento
de la acidez del agua, son principalmente, los ácidos orgánicos procedentes de
la descomposición de la materia vegetal o animal, el contenido en ácidos
húmicos y fúlvicos y el dióxido de carbono atmosférico disuelto.
Las fuentes antropogénicas que producen
acidez son la lluvia ácida y las aguas procedentes del drenaje de minas que
pueden aportar ácido sulfúrico y catión hierro (II), el cual puede sufrir un
proceso de oxidación a hierro (III), liberando protones y dando lugar a un
aumento mayor de la acidez.
La salinidad representa el contenido iónico
total del agua. Se utiliza, normalmente, en las aguas salobres y se identifica
con el parámetro total de sólidos o residuo seco.
Las causas del aumento de la salinidad en
aguas no marinas, son: depósitos de aerosoles salinos oceánicos, escorrentía de
aguas de regadío, aguas salobres de minas, utilización de sal en carreteras en
países con fuertes nevadas y efluentes industriales.
La dureza mide la presencia de los cationes
alcalinotérreos mayoritarios (Ca2+ y Mg2+), principalmente y otros menos
abundantes como Fe2+ y Mn2+ y se relaciona, también, con los parámetros
anteriores. Hoy día, algunas legislaciones, indican la cantidad de calcio y
magnesio presentes en mg/L de cada elemento, en vez del término dureza. Pero si
se utiliza los términos dureza total que es la suma total de las
concentraciones de sales de calcio y magnesio, dureza temporal que es la que se
corresponde a la proporcionada por los hidrogeno carbonatos de calcio y
magnesio y desaparece por ebullición, pues precipitan los carbonatos y dureza
permanente que es la que existe después de la ebullición del agua, corresponde
a la diferencia de las dos anteriores.
Una dureza elevada del agua puede causar
problemas, entre ellos, en procesos de lavado y en calderas de vapor o
cambiadores de calor.
Los parámetros de materia orgánica y de
oxígeno disuelto, lo estudiaremos en su conjunto, ya que están íntimamente
relacionados.
La cantidad de oxígeno disuelto es un
indicador importantísimo de la calidad del agua, ya que es un elemento
indispensable para la vida de los seres que en ella habitan.
Las fuentes de oxígeno del agua son la
reaireación por agitación, la disolución de oxígeno atmosférico y la
fotosíntesis.
Las principales causas de desoxigenación de
un agua son las actividades de oxidación biológicas y respiración de los seres
vivos. El primer aspecto es el más importante y está relacionado con la
presencia en el agua de los llamados residuos con requerimiento de oxígeno que,
por un proceso de oxidación biológica, van a consumirlo, degradándose ellos a
otras sustancias distintas. Los compuestos oxidables, la mayor parte son
compuestos orgánicos biodegradables y también pueden ser sustancias inorgánicas
como nitritos, cloruros, sulfuros…
Esta posibilidad de oxigenación biológica es
lo que lleva a la distinción de materia orgánica biodegradable y no
biodegradable, según sea susceptible o no de ser oxidada por microorganismos
presentes en el agua.
Los indicadores de contaminación por materia
orgánica se denominan, también, parámetros sustitutivos, pues abarcan muchos
compuestos. Los más importantes que encontramos son:
Demanda Química
de Oxígeno (DQO): mide la cantidad de materia susceptible de oxidación química
contenida en el agua. En esta medida se sustituyen los microorganismos
oxidantes por un poderoso agente químico como el bicromato potásico o el
permanganato potásico en medio ácido. Es una oxidación rápida y da una idea de
la cantidad de sustancias susceptibles de oxidación que existe en el agua,
orgánicas o inorgánicas.
Demanda
Bioquímica de Oxígeno en cinco días (DBO5): es el parámetro que se maneja para
tener una idea de la concentración en
materia orgánica biodegradable. Se calcula midiendo la disminución en la
concentración de oxígeno disuelto del agua después de incubar una muestra
durante 5 días a 20ºC. Unos valores elevados de este parámetro, indica alta
concentración de materia orgánica biodegradable.
Es un método con
serias limitaciones y muy cuestionado, sin embargo es un parámetro muy
utilizado en legislaciones, en tratamiento de aguas residuales, dimensionado de
instalaciones de tratamiento y medida de los rendimientos de estos procesos.
Carácter radiactivo:
elementos individuales y radiación alfa y beta totales.
Las aguas naturales contienen una determinada
radiactividad como consecuencia de la presencia de isótopos radiactivos
naturales de algunos elementos, en especial 40K y 87Rb. Hoy en día, a causa de
las actividades nucleares de origen industrial y farmacológico, hay un
incremento de la radiactividad de las aguas. Entre los isótopos más frecuentes,
señalamos: 131I, 137Cs, 90Sr, 230Th, 226Ra.
Contaminación del
agua dulce.
La contaminación del
agua dulce se lleva a cabo por distintos tipos de contaminantes, entre ellos
destacamos:
Sustancias químicas
orgánicas: como el petróleo, plásticos, plaguicidas, detergentes que amenazan
la vida.
Sustancias químicas
inorgánicas: ácidos y compuestos de metales tóxicos que envenenan el agua. Los
nutrientes vegetales ocasionan el crecimiento masivo de plantas acuáticas que
después mueren y se descomponen, agotando el oxígeno del agua, con lo cual
provocan la muerte de las especies acuáticas.
Agentes patógenos:
bacterias, virus protozoarios, parásitos que entran en las aguas provenientes
de desechos orgánicos.
Calor: ingreso de agua
caliente que disminuye el contenido de oxígeno.
Sedimentos o materia
suspendida: partículas insolubles del suelo que enturbian el agua y que son la
mayor fuente de contaminación.
Sustancias radiactivas:
que pueden causar defectos congénitos y cánceres.
Contaminación del agua marina.
Los productos contaminantes llegan al mar por
distintas vías, siendo la lluvia uno de los principales agentes de dispersión.
La limpieza de los tanques en alta mar y las descargas involuntarias aportan el
47% de la contaminación difusa de hidrocarburos.
Hay datos sobre la liberación de sustancias
tóxicas al mar provenientes de fenómenos naturales como los movimientos
sísmicos o afloramientos geológicos. El efecto de la acumulación de sustancias
tóxicas en el mar se detecta por la presencia de estas en la carne de los
peces.
Otro indicador de la contaminación marítima
litoral es la eutrofización o aumento de la concentración de materia orgánica
disuelta aportada por las aguas residuales urbanas. En condiciones, tales como
la quietud del agua y temperaturas elevadas, la abundancia de nutrientes puede
propiciar casos graves de polución orgánica, que se manifiesta con explosiones
de algas marinas que pueden alterar la calidad de las aguas litorales.
La polución orgánica en las áreas litorales
también afecta a la calidad sanitaria para el baño debido a la gran
concentración de bacterias colifecales que pueden ser perjudiciales para la salud
humana.
En las últimas décadas, el mar se ha
convertido en diluyente de elementos radiactivos procedentes de las fugas en
centrales nucleares, de los ensayos de bombas atómicas o de la lluvia
radiactiva.
Entre los tipos de contaminantes de las aguas
marinas encontramos, en la zona costera aguas residuales urbanas, que pueden
llevar compuestos orgánicos, microorganismos, nutrientes, etc., en el mar
abierto nos podemos encontrar incineración en el mar, plásticos y residuos
flotantes y por último en la plataforma continental extracción de crudo y gas
natural, explotación de otros recursos minerales, vertido de residuos sólidos,
lodos de depuradora, material de dragado, lodos industriales…
Contaminación del agua subterránea.
Los principales contaminantes de aguas
subterráneas se clasifican en:
Aguas residuales: las
aguas de los núcleo urbanos se viertan a causes superficiales o en fosas
sépticas. En ocasiones se depuran y se esparcen en superficies para aprovechar el poder filtrante del suelo.
Los lodos resultantes de la depuración pueden representar después una segunda
fase del mismo problema Estas aguas aportan contaminantes como son detergentes,
nitratos, bacterias, virus, materia orgánica disuelta, etc.
Residuos sólidos urbanos:
se depositan en la superficie, generalmente, alcanzando la superficie freática
los líquidos procedentes de los propios residuos o del agua de lluvia
infiltrada, que arrastra todo tipo de contaminantes inorgánicos y orgánicos.
Ganadería: los residuos
de los animales contienen compuestos nitrogenados, fosfatos, bacterias,
cloruros y algunas veces metales pesados. No ocasionan problemas, salvo en
grandes instalaciones y son especialmente graves las granjas porcinas.
Actividades agrícolas:
los principales contaminantes son los fertilizantes que aportan al agua
compuestos de N, K y P. Se calcula que hasta el 50% de los nitratos usados como
fertilizantes llegan al acuífero por infiltración y los plaguicidas en los que
se incluye fungicidas, insecticidas, acaricidas, ordencitas, nematocidas,
herbicidas, bactericidas, molusquicidas, etc.
La persistencia de estos compuestos oscila de una semana a varios años,
ya que se ha estudiado los distintos coeficientes de absorción, de degradación
y la vida media de diversos pesticidas orgánicos. Las sustancias resultantes de
la degradación del producto son más peligrosas que el producto original en
algunas ocasiones. Otras veces las impurezas que conllevan los productos
comerciales, y que no son recogidos en los controles por no aparecer en la
composición del producto, las verdaderamente tóxicas.
Actividades industriales
y mineras: en las minas, las vías de contaminación pueden producirse por las
labores de tratamiento del mineral o por la infiltración de la lluvia a través
de escombreras. Las industrias pueden llevar a cabo inyección en pozos o
vertidos superficiales, provocar infiltración desde bolsas de líquidos o
escombreras o accidentes de todos tipos. Los derivados del petróleo llegan a la
superficie freática por infiltración desde vertidos accidentales o por roturas
de depósitos o conducciones. Estos son inmiscibles y menos densos que el agua,
con lo que se mantienen en la superficie del acuífero.
En la contaminación del agua subterránea se
distinguen dos tipos de procesos, los puntuales que afectan a zonas localizadas
y los difusos que provocan contaminación dispersa en zonas amplias.
Las actividades que suelen provocar
contaminación puntual son los pozos sépticos y acumulaciones de purines
procedentes de las granjas, lixiviados de vertederos de residuos urbanos y
fugas de aguas residuales que se infiltran en el terreno y lixiviados de
vertederos industriales, derrubios de minas, depósitos de residuos radiactivos
o tóxicos mal aislados, gasolineras con fugas en sus depósitos, etc.
La contaminación difusa suele estar provocada
por explotaciones excesivas de los acuíferos que facilita el que las aguas
salinas invadan la zona de agua dulce por desplazamiento de la interfase entre
dos tipos de agua y el uso excesivo de fertilizantes y pesticidas en la agricultura
o en las prácticas forestales.
Causas y consecuencias de la destrucción de la capa de ozono.
Causas y consecuencias de la destrucción de la capa de
ozono.
La destrucción de la capa de
ozono es uno de los problemas ambientales más graves que debemos enfrentar hoy
día. Esta es responsable de muchos problemas de salud a nivel mundial y de
perjudicar la producción agrícola.
Durante los últimos años, la capa de ozono, se ha debilitado formando un verdadero agujero, que en algunos sectores ha producido disminuciones de hasta el 60% en la cantidad de ozono estratosférico.Ha quedado demostrado que el responsable número uno de este desgaste es el uso de diferentes componentes químicos producidos por el hombre, los clorofluorocarburos (CFC) de productos, como los aerosoles, disolventes, propelentes (gas utilizado para impulsar las sustancias contenidas en los aerosoles) y refrigerantes. La acción de estos gases en la Estratosfera libera átomos de cloro (Cl) a través de la radiación UV sobre sus enlaces moleculares; cada átomo de Cl destruye miles de moléculas de Ozono transformándolas en moléculas de dioxígeno. Otros compuestos que afectan la capa de ozono por contener cloro (Cl) son el metilcloroformo (solvente), el tetracloruro de carbono (un químico industrial) y sustancias que contengan bromo (Br), como los halones, utilizados para extinguir el fuego.
El ozono, ubicado en la Estratosfera como capa entre 15 y 30 km. de altura, se acumula en la atmósfera en grandes cantidades, y se convierte en un escudo que nos protege de la radiación ultravioleta que proviene del sol haciendo posible la vida en la Tierra.
El nivel excesivo de la radiación UV que llegue a la superficie de la Tierra puede perjudicar la salud de las personas, presentando enfermedades como: aparición de cáncer de piel; lesiones en los ojos que producen: cataratas, la deformación del cristalino o la presbicia y deterioro del sistema inmunológico, influyendo de forma negativa sobre la molécula de ADN donde se ven afectadas las defensas del cuerpo, las cuales generan un aumento en las enfermedades infecciosas, que pueden aumentar tanto en frecuencia como en severidad, tales como: sarampión, herpes, malaria, lepra, varicela.
Cualquier
aumento de la radiación UV que llegue hasta la superficie de la Tierra tiene el
potencial para provocar daños al medio ambiente y a la vida terrestre. Los óxidos de nitrógeno, óxidos de azufre y
fosfatos son los principales causantes de las alteraciones atmosféricas, entre
las que el agujero de ozono y el efecto invernadero son importantísimos. La
lluvia ácida ha aniquilado el 50% de los árboles de extensas regiones de
Europa, el smog y la eutrofización han asesinado la diversidad biológica de
ríos, lagos y mares interiores.
El aumento de la radiación UVB además
provocaría cambios en la composición química de varias especies de plantas,
cuyo resultado sería una disminución de las cosechas y perjuicios a los
bosques. Dos tercios de las plantas de cultivo y otras sometidas a pruebas de
tolerancia de la luz ultravioleta demostraron ser sensibles a ella. Entre las
más vulnerables se incluyeron las de la familia de los guisantes y las
habichuelas, los melones, la mostaza y las coles; se determinó también que el
aumento de la radiación UVB disminuye la calidad de ciertas variedades del
tomate, la patata, la remolacha azucarera y la soja.
Casi la mitad de las jóvenes plantas de las
variedades de coníferas con las que se experimentó fue perjudicada por la
limitación del crecimiento de algunas plantas (por ejemplo el centeno, el maíz
y el girasol). Sin embargo, es difícil hacer predicciones cuantitativas ya que
otros factores ambientales entran en juego.
Los compuestos con cloro (clorofluorocarbonos
o CFC), utilizados en los aerosoles como propelentes para extintores, neveras,
etc., se descomponen por acción de la luz ultravioleta, convirtiéndose en
compuestos reactivos, capaces de emigrar hasta las capas más elevadas de la
atmósfera, llegando a la capa de ozono y destruyéndola. Los CFC se prohibieron
en 1978 en EE.UU. como propelentes en aerosoles.
La disminución de la capa de ozono equivale a
un aumento de radiación ultravioleta que llega a la tierra. Esto implicaría un
aumento de los cánceres de piel, puede dañar la visión y afectar al sistema
inmunitario. Puede afectar a la fotosíntesis y como consecuencia a toda la
biósfera. Al ser humano y a las cosechas.
Uno de los problemas más importantes a los que se enfrenta el hombre, hoy día, es la contaminación ambiental.
La contaminación surge cuando se produce un
desequilibrio, resultado de la adición de cualquier sustancia al medio
ambiente, en cantidad tal, que cause efectos adversos en los seres vivos,
expuestos a dosis que sobrepasen los niveles aceptables en la naturaleza.
El progreso tecnológico y el acelerado crecimiento
demográfico, producen la alteración del medio, llegando a atentar contra el
equilibrio biológico de la Tierra. Para que esto no se produzca, es necesario
que el hombre sepa armonizar, desarrollo tecnológico, el avance demográfico y
el equilibrio ecológico. Es de vital importancia que se protejan los recursos
renovables y no renovables y que se tome conciencia de que el saneamiento del
ambiente es fundamental para la vida del planeta.
La contaminación se produce a través de la naturaleza,
denominado fuentes naturales, o por
medio de los procesos productivos del hombre, denominado fuentes
antropogénicas, que conforman las actividades de la vida diaria.
Entre las fuentes de contaminación antropogénicas más
importantes, encontramos: las industriales, comerciales, las agrícolas, las
domiciliarias y las fuentes móviles como son los gases de combustión de
vehículos.
Por todo lo anteriormente dicho, el mundo necesita crear
una conciencia del medio ambiente. Los países desarrollados han generado una
serie de peligros ambientales a través de las actividades industriales y los
países en vía de desarrollo están generando problemas quizás más graves debidos
a la falta de recursos económicos, tecnológicos, etc.
Los peligros de la contaminación deben ser prevenidos en sus orígenes y restaurar los daños ya producidos, para que la humanidad pueda vivir y desarrollarse en un ambiente sano, así como recoger todos los conocimientos sobre riesgos, técnicas y medidas de protección, prevención y recuperación ambientales. Para poder informar y prevenir a los ciudadanos en general, de los verdaderos riesgos producidos por la contaminación ambiental y ejercer su derecho a vivir en un ambiente sano, ya que la conservación del medio ambiente influye directamente en la calidad de vida de la población. Recoger las definiciones y efectos de la contaminación de los principales elementos ambientales, como son el suelo, la atmósfera, el agua, la contaminación acústica, sustancias químicas y plaguicidas, según las distintas Leyes que tutelan el medio ambiente. Presentar, los conceptos básicos que se consideran necesarios para evaluar los riesgos que la contaminación puede ocasionar, tanto en el medio ambiente como en los seres vivos. Restauración y prevención medio ambiental, mostrando las principales tecnologías para eliminar tóxicos del medio ambiente, así como métodos de prevención de la contaminación para no tener que llegar a la restauración.
Contaminación por sustancias químicas y plaguicidas.
El uso de
productos químicos y su fabricación provocan la emisión de una gran variedad de
compuestos al medio ambiente, que pueden tener indeseables efectos sobre la
salud y sobre los ecosistemas. La exposición
de un individuo a un producto químico se ve afectada por factores
sociales, tales como el desarrollo industrial, hábitos culturales, estilo de
vida y las actividades personales.
Los productos químicos que son más peligrosos
para la salud humana, según la OMS son el benceno, nitratos, níquel, plomo, cadmio,
mercurio, arsénico, hidrocarburos policiclicos y bifenilos policlorados. Otros
compuestos son potencialmente alarmantes, los cuales se están evaluando, como
por ejemplo los efectos sobre la fertilidad de los éteres de glicol, los
efectos neurotóxicos crónicos de los disolventes, los alérgenos respiratorios y
el efecto de los polipilenos, los acrilatos y los metacrilatos.
La aparición de plaguicidas en aguas
subterráneas ha dado la voz de alarma. El crecimiento de la agricultura ha
provocado un aumento del uso de sustancias químicas para controlar plagas y
enfermedades. El mal uso y manejo de los productos fitosanitarios y los
fertilizantes, unido a la ausencia de unas normas de prevención adecuadas, han
originado una alteración medioambiental severa. Todo esto puede provocar
desastres ecológicos de gran magnitud que puede afectar al aire, suelo y al
agua.
Definición de sustancias químicas y plaguicidas.
Los plaguicidas son sustancias químicas utilizadas para controlar, prevenir o destruir las plagas que afectan a las plantaciones agrícolas. La mayoría de estas sustancias son fabricadas por el hombre, por eso son llamados plaguicidas sintéticos. La producción de estas sustancias surge a partir de la Segunda Guerra Mundial, donde los países industrializados inician la fabricación de plaguicidas con carácter comercial con el fin de aumentar la producción agrícola.
Uno de los primeros plaguicidas y más comunes
fue el DDT, para combatir las plagas en la agricultura y los mosquitos
transmisores de malaria.
En la actualidad existen grandes cantidades
de marcas de plaguicidas en el mundo.
Según el R.D.3349/83 por el que se aprueba la
reglamentación técnico-sanitaria para el uso de plaguicidas, define a estos
como las sustancias o ingredientes activos, así como los preparados o
formulaciones que contengan una o varias de estas sustancias, destinadas a
cualquiera de estos fines:
Favorecer o regular la
producción vegetal, con excepción de los nutrientes y los productos destinados
a la enmienda del suelo.
Combatir los agentes
nocivos para los vegetales y productos vegetales y prevenir su acción.
Conservar los productos
vegetales, incluida la protección de la madera.
Destruir los vegetales
perjudiciales o prevenir su desarrollo.
Destruir o prevenir la
acción de otros organismos nocivos o indeseables distintos de los que atacan
los vegetales.
Clasificación de plaguicidas.
Desde el punto de vista de su estructura
química existe una gran variedad, pudiéndose clasificar como:
Insecticidas y
acaricidas
· Organoclorados: Derivados ciclodiénicos (aldrin,
dieldrin, endosulfan, mirex), derivados del 2,2-difeniletano (DDT, dicofol),
derivados del ciclohexano (lindano), policloroterpenos
Los
plaguicidas se clasifican, también, según el agente sobre el que actúan, el
grupo químico al que pertenecen, su comportamiento en la planta, su
especificad, su uso y según el modo de acción.
Agente sobre el que
actúa:
Insecticidas: controlan
insectos.
Fungicidas: actúan sobre
hongos causantes de enfermedades.
Acaricidas: combaten
ácaros.
Herbicidas: se utilizan
para combatir las malas hierbas.
Moluscocidas o helícidas:
controlan caracoles y babosas.
Antibióticos o
bactericidas.
Nematicidas: para el
control de nematodos.
Rodentoncidas: se utiliza
para roedores.
El grupo químico al que
pertenecen:
Insecticidas naturales:
la nicotina, rotenona y piretrinas naturales.
Aceites minerales: a
partir de aceites derivados del petróleo.
Compuestos de origen
mineral: los arsenicales.
Organoclorados: productos
de síntesis que actúan por contacto o ingestión.
Organofosforados:
derivados del ácido fosfórico.
Carbamatos: los
encontramos específicos para el pulgón, mosca blanca y nematodos y otros son de
amplio espectro.
Piretroides: son
sustancias de síntesis.
Inhibidores de la
quitina: impiden la formación de la quitina.
Su comportamiento en la
planta:
Sistémicos: aplicados, se
incorporan al flujo de savia y llegan a todos los órganos del vegetal.
Superficiales o de
contacto: se quedan en la superficie de la planta.
Penetrantes o
translaminares: aplicados en las raíces de la planta, se introducen en el
tejido, se fijan y no se trasladan a otras partes.
Su especificidad:
Específicos o selectivos:
actúan sobre un solo parásito.
Polivalente o de amplio
espectro: actúan sobre varios parásitos.
Dependiendo de su uso:
De uso doméstico:
viviendas y otros locales habitados.
Uso de higiene personal:
aplicación directa sobre el hombre.
Uso ambiental: para
desinfección y desinsectación en locales públicos y privados.
Uso en la industria
alimentaria: destinados a tratamientos de vegetales, de productos de origen
animal y de sus envases.
Uso ganadero: los
utilizados en el entorno de los animales y de las actividades relacionadas con
su explotación.
Uso fitosanitario:
utilizados en el ámbito de la sanidad vegetal y los destinados para combatir
malezas u otros organismos indeseables en áreas no cultivadas.
El modo de acción:
Por inhalación
Por ingestión
Por contacto
Mixtos.
En el R.D. 3349/1983, se establece la
clasificación de los plaguicidas en función del grado de peligrosidad (art. 3).
Atendiendo a su grado de peligrosidad
para las personas, los plaguicidas se clasifican de la siguiente forma:
En cuanto a su grado de toxicidad, en
las siguientes categorías:
De baja peligrosidad: los que por inhalación,
ingestión y/o penetración cutánea no entrañan riesgos apreciables
Nocivos: los que por inhalación, ingestión y/o
penetración cutánea puedan entrañar riesgos de gravedad limitada.
Tóxicos: los que por inhalación, ingestión y/o
penetración cutánea puedan entrañar riesgos graves, agudos o crónicos, e
incluso la muerte.
En
cuanto a otros efectos:
Corrosivos: con los que en contacto con
tejidos vivos pueden ejercer sobre ellos una acción destructiva.
Irritantes: los no corrosivos que, por
contacto directo prolongado o repetido con la piel o las mucosas, pueden
provocar una reacción inflamatoria.
Fácilmente inflamable: aquellos plaguicidas:
-que a la temperatura normal al aire
libre y sin aporte de energía pueden calentarse e incluso inflamarse.
-en estado sólido, que pueden
inflamarse fácilmente por la breve acción de una fuente inflamable y que
continúan quemándose o consumiéndose después de retirar la fuente inflamable.
-en este estado liquido, que tengan un
punto de inflamación inferior a 21Cº.
-gaseosos, que son inflamables al aire
libre a la presión normal.
-que en contacto con el agua o el aire
húmedo desprenden gases fácilmente inflamables en cantidades peligrosas.
Explosivos: los que pueden explosionar bajo
efecto de una llama o que son más sensibles a los choques o a la fracción que
el dinitrobenceno.
La clasificación toxicológica de los
plaguicidas en las categorías de baja peligrosidad, nocivos, tóxicos o muy
tóxicos se realizara atendiendo básicamente a su toxicidad aguda, expresada en
dl50 (dosis letal al 50 por 100) por vía oral o dérmica para la rata, o en cl50
(concentración letal al 50 por 100) por vía respiratoria para la rata, de
acuerdo con los siguientes criterios.
En el
caso de la dl50 por vía oral, expresada en miligramos por kilogramo de masa
corporal:
Para plaguicidas sólidos, excepto los cebos y
los presentados en forma de tabletas:
– Muy tóxicos: dl50 inferior o igual a
5.
– Tóxicos: dl50 superior a 5 e
inferior o igual a 50nocivos:dl50 superior a 50 e inferior o igual a 500.
– De baja peligrosidad: dl50 superior
a 500.
Para plaguicidas líquidos, así como para los
cebos y los presentados en forma de tabletas:
– Muy tóxicos: dl50 inferior o igual a
25.
– Tóxicos: dl50 superior a 25 e
inferior o igual a 200.
-Nocivos: dl50 superior a 200 e
inferior o igual a 2.000.
– De baja peligrosidad: dl50 superior
a 2.000.
En el
caso de la cl50, expresada en miligramos por litro de aire y determinada por ensayo
respiratorio en la rata de una duración de cuatro horas, para los plaguicidas
gaseosos o para los que se comercialicen en forma de gas licuado, así como para
los fumigantes y aerosoles:
– Muy tóxicos: cl50 inferior o igual a
0,5.
– Tóxicos: cl50 superior a 0,5 e
inferior o igual a 2.
– Nocivos: cl50 superior a 2 e
inferior o igual a 20.
– De baja peligrosidad: cl50 superior
a 20.
– Para los plaguicidas en polvo, cuyo
diámetro de las partículas no exceda de 50 micrómetros, los valores de la cl50 deben
ser determinados por ensayo respiratorio.
Para
los plaguicidas que puedan ser absorbidos por la piel y cuando el valor de la
dl50 por vía dérmica expresada en miligramos por kilogramo de masa corporal,
sea tal que suponga incluirlos en una categoría toxicológica más restrictiva de
la que correspondería al valor de la dl50 por vía oral o de la cl50 por ensayo
respiratorio, la clasificación se realizara de la siguiente forma, determinando
los valores por vía dérmica para la rata y/o el conejo:
a) Para plaguicidas sólidos, excepto
los cebos y los presentados en forma de tabletas:
– Muy tóxicos: dl50 inferior o igual a
10.
– Tóxicos: dl50 superior a 10 e
inferior o igual a 100.
– Nocivos: dl50 superior a 100 e
inferior o igual a 1.000.
– De baja peligrosidad: dl50 superior
a 1.000.
b) Para plaguicidas líquidos, así como
para los celos y los presentados en forma de tabletas:
– Muy tóxicos: dl50 inferior o igual a
50.
– Tóxicos: dl50 superior a 50 e
inferior o igual a 100.
– Nocivos: dl50 superior a 400 e
inferior o igual a 4.000.
– De baja peligrosidad: dl50 superior
a 4.000.
No obstante, los plaguicidas que
contengan un solo ingrediente activo podrán clasificarse toxicológicamente
estimando su dl50 como directamente proporcional a la del ingrediente activo e
inversamente proporcional a su concentración cuando, en razón de sus
componentes , resulte evidente su clasificación como muy tóxico, toxico, nocivo
o de baja peligrosidad, así como cuando exista una gran semejanza en su
composición con la de otro plaguicida ya clasificado y cuyos datos
toxicológicos sean suficientemente conocidos. En ambos casos debe poder ser
admitido que la clasificación obtenida mediante dicha estimación no diferiría
sustancialmente de la que se obtendría mediante la realización del ensayo
biológico.
Asimismo, los plaguicidas que
contengan varios ingredientes activos podrán clasificarse toxicológicamente
estimando su dl50 como inversa de la media ponderada de las inversas de las
dl50 de cada uno de los ingredientes activos, en razón de sus respectivas
concentraciones, cuando se presenten las mismas condiciones del párrafo
anterior.
El ministerio de sanidad y consumo
podrá establecer criterios específicos en relación con los aspectos
toxicológicos particulares de los diferentes ingredientes activos, considerando
especialmente los resultados de los estudios toxicológicos, teniendo en cuenta
los resultados de los estudios toxicológicos de corta y larga duración.